La célula sana no tiene su membrana alterada. La fosfatasa no está en exceso, por lo que la célula no aceptaría el glucósido. Para cáncer y sus metástasis, incluso en casos de Sida HIV, la fosfatasa aparece en exceso durante los estudios.
La célula tumoral tiene una alteración en su membrana y en su metabolismo, razón por la cual se vuelve ávida de energía.
De este modo, consideramos que estamos, por decirlo de un modo popular, frente a un tóxico de la célula tumoral que la localiza y la destruye, sin dañar las células sanas, un tóxico selectivo que encuentra a las células tumorales y las destruye. Consideramos que el tóxico tiene su origen en micotoxinas procedentes de hongos simbiontes en Baccharis coridifolia Compositae.